Ser blanco, plenamente, como tú
allá en lo alto,
y, apoyado en tu roquedo,
ver abajo valles, bosques y praderas
humillados a tus pies
como si fueras una diosa
inmensa, dulce y protectora.
Blanco y puro,
en tu certeza manifiesta
acompañando los deseos
de quien no puede ganarte,
herido, enfermo o ciudadano indiferente
a lo que sea coronar tu cima densa
acariciando el ventisquero
entre las nubes.
Blanco como tu nieve, aquí posada.
Peñalara,
en este día que subí a sentirme nimio
y a la vez grandilocuente
relatando tu grandeza.
Doy las gracias a mi entorno Natural
por el regalo de este mundo nata y oro,
situado exactamente
a cuatrocientos veintiocho
y dos mil metros, sobre el mar.
Norberto García Hernanz
¿Quién podría ganar en altura a la nieve?.
ResponderEliminar¿Quién fabricaría un colchón más mullido y suave cómo la propia nieve?.
La Madre Naturaleza se quedó contemplando la poesía y la imaginación del poeta.
"Profe" tu pluma se parece a la Madre Naturaleza.
Lía
19 marzo 2009
Gracias, aunque he entrado para dar un retoque. Ahora creo que está mejor. Saludos. Norberto.
ResponderEliminarMagnífico poema, Norberto.
ResponderEliminar