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Una ciudad amurallada
se abre al visitante,
piedra sobre piedra
mostrando su semblante.
Un aire místico
respira cada recoveco
de los monumentos ancestrales
acercando a la tierra el cielo.
Un castillo interior
tiene entre manos
una santa conocida
con poemas entregados …
al Dios amado
y a toda la Humanidad,
escritos de puño y letra
llenos de intimidad.
Sobriedad y nobleza
se contempla en las calles,
ciudad de los caballeros,
reyes e infantes.
Pisamos el mismo suelo
que nuestros antepasados,
un arte espectacular
donde prevalece un medieval encanto.
Mª Luisa Calvo