Punto de encuentro de los Profesores Poetas que colaboran habitualmente en el "Cuaderno de Profesores Poetas" editado por el IES "Fco Giner de los Ríos" de Segovia en España.
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miércoles, 8 de mayo de 2019
Lo que hoy desprecias
Sin ti,
Infinito descenso,
Vacío lleno de encajes,
Muy hueco,
Muy oscuro.
Sin ti,
Infinito negativo,
Tus películas,
Tus frascos olvidados,
Nuestro champú
Favorito
Y una patada
En mi cuerpo.
El frescor de la cama
Esperando por ti.
Contigo, aquí,
Ahora,
Tú en mi recuerdo,
Flor abierta en imágenes,
implorando al más allá,
De rodillas,
implorando
Que en un rincón
Del Universo
Repitamos mil y una
Noches
Lo que hoy desprecias.
Eduardo Martínez-Rico
Poliédrica transversalidad (Sin líneas de demarcación)
Poliédrica transversalidad (Sin líneas de demarcación)
Antecedentes
Por corrupta lectura o dicción, Vandalusia
- la ex Baetica romana, al Norte de la Vandalia-,
o quizá Landahlauts, al Sur de la Gothica Spania,
o al –Andalus Bahr, o al-Andalus Yazirat,
al Este de la Mare Atlanticum latina,
vendrían a dar al-Andalusiya,
futuro Oeste del califato damasceno,
que será Andalucía la de os quatro reynos
ya en las crónicas bajo espada cristiana,
tras la verde llamada de los omeyas,
o poder de convocar a su pueblo,
y tras el blanco perdón de los almohades :
y así su padre Infante explica
la blanquiverde o mozárabe Arbonaida.
¡En fin, que es esa luz que anda en su nombre!…
aunque cerca de esta torpe analogía
está el jocoso chascarrillo de mandarle
que se ande esta tierra a Lucía.
*
El espacio fino de tu recuerdo.
El espacio distinto de mi memoria.
En medio, el ámbito de lo imaginado,
lo llamado abstracto por deducción, y lo inducible,
o lo tangible que se extiende inmensurable :
como sea, siempre acabo oyendo tu acento,
a veces seco y profundo, otras salado o despierto;
en todo esto me enredo si así puedo ver,
o sentir o imaginar tu presencia: y Andalucía,
sin líneas de demarcación, ni negro sobre blanco,
ni textos paralelos : solo la simetría de tus ventanales,
siquiera, bajo las galerías soleadas de tus veranos,
en tu tierra, de mis ancestros, que ya es tan mía.
Lo que es, lo que eras: si todo es abrupto o lejano,
he de buscar en estos, mis litorales más húmedos,
la reverberación de su idea continua hacia aquí,
pues llega siempre su luz imposible, y tu luz,
en un todo seguido por esa línea de costa
que aún no anuncia esa naranja aridez
de esos desiertos que al Estrecho azuzan
ponientes y ábregos, por su sudeste,
con la maravilla que su vergel le verdea,
de su Alhambra a sus Alcázares,
de una almadraba a sus sierras,
cortijos o cuevas, las plazas, la vega…
no sé si en Tabernas,
seguro que en Grazalema.
**
Anda esa luz por un mar común, y en cabotaje,
de tu sur a mi norte, por un mismo cielo, y viceversa,
de pueblo a villa, de villa a ciudad, de ésta a un aldea :
un íbero hacer unió a sus costas;
la misma luz y un celeste, sus pueblos.
Y hasta aquí nos llegó también otra luz,
la del verbo, sonido, color, o sapiencia :
la presencia en mi tierra de su insigne persona,
sea Antonio o Vicente, su lirismo sevillano,
con malagueños azules, Pablo, con la enjundia de Graná, Federico;
de Cádiz Manuel trajo el sonido, y Rafael, su versículo y arenga,
y por favor, siempre mejorando lo presente,
sea de Jaén o Almería, de Córdoba o Huelva…
tan grandes y ricas, que su desglose me excusan.
Todo esa luz que se une y nos une, sublima y consuela,
de infiernos y soledades, a recientes tragedias,
de exilios por La Junquera, a desvandás inefables,
cunetas de sacas al alba, en tapias de cementerios,
los propios gernikas, café que dio mala gente,
y un silencio en los años hiriente, en blanco y negro,
por cuatro décadas y centenares de nodos:
pasaba Roma, vencida Cartago,
sembrando la tierra con hierro y sal…
¡Roma del fasces, Carthago est delendas!
Tus exilios al mundo son los míos,
tus exilios a mi tierra son loables,
pues de lo malo viene lo bueno,
y esa pródiga migración nos arrecia
una unión ya en la sangre
gestada en la noche del tiempo
por el viaje, el mar, la tierra y sus ríos,
sus vinos, sus gentes, su historia y sus frentes
por Fenicia, el Egeo o el Lacio doradas,
sobre la costa íbera, bajo el estrato árabe,
salazones, aceites, escabeches y rumbas…
y la mala follá: mala folla en mi lengua, ¡la mala sombra tan nuestra!
***
El espacio entre tu recuerdo y mi memoria
es un continuo de rizadas extensiones de las cosas,
que se cruzan ante algo fugaz con luz en la penumbra,
y se mezclan sin distinguirse para serme equívoco,
o para ser más bonito siendo tú un matiz:
la cuesta que subías en la tarde sola,
de limpiar un cortijo a tu casa, desde un pueblo bastetano,
es un nivel de resistencia, o una simple repetición,
o un tiempo y su frecuencia en una obsesionada imagen;
y toda la grandeza de tu trabajo sincero y cansado
es heroico y obstinado y secularmente bello,
sin transformación social, socializable producción,
útil plusvalía o relación de economía,
en los grandes sistemas de los que no sabías nada,
mas tu vestido tan barato y apañao, y el roce de tu sandalia,
tu sonrisa inocente, tu carrera en la mañana, el tranvía que no cogías
ya están en los anales de la Historia no escrita,
de tu pueblo, tu ciudad, mi nueva tierra, Andalucía.
****
Porque el espacio entre tu recuerdo y mi memoria,
sea imaginado, abstracto o mesurable siempre es abrupto,
sin línea de demarcación, ni negro sobre blanco, insisto,
llegué aquí sin darme cuenta, ni queriendo;
siendo mejor que el olvido, ya me está bien:
De esta mi Iberia, más umbría y húmeda
hasta tu Iberia seca y clara
hay un espacio de almas e ideas,
y el libro de francés de mi hermana mayor,
la consciencia de un animal, sea este una bestia,
una mujer, o un hombre, y el código de sus leyes;
toda la inocencia de los muchachos
en los frentes de guerra que por siglos os contemplan,
el fogón que no usas en tu cocina, y otras cosas,
como la circunvalación del autobús que me despierta,
sin la maravilla de tu pregunta en la mañana.
Ineludible siempre, no elegimos la pesadilla en el sueño,
y la inmensa distancia de la realidad
persiste cierta y verdadera:
si crece, aunque no es orgánica, sin materia se vertebra,
y se oculta, y espera a ser descubierta,
bajo el marullo de la nostalgia me acecha,
o bajo una sombra se hace algo triste;
entonces me silba y me observa,
y se alumbra y me cambia porque me alegra,
como haces tú, y tu tierra, tú en tu tierra, ya mi tierra,
y yo en mi tierra, tan tuya, tan nuestra.
*****
Esbozos ocultos serán tus días felices
bajo la escena del lienzo final de mi vida:
cada día eras más pequeña y menos nerviosa,
y tu perfil en tu siesta me hacía el ser, el estar,
y el verte un placer, sin mover un pensamiento; tú, en tu sillón, menuda :
pero hoy te he visto en las estructuras férreas del puerto,
y en las de otros metales que no conozco,
en los tinglados, las grúas y las persianas cerradas,
bajo un calor sordo y un sol de silencio que huele a meados,
donde nada volaba sino los carteles rotos de un sindicato,
en los muelles de mi ciudad, o en los astilleros gaditanos.
Hemos paseado mucho por aquí en mis años tristones,
y mi silencio nunca fue tu desaliento,
pues no parabas de hablar sin mis respuestas:
tan menuda, no pude ver la valentía de tu vida,
como el olor del orín y la herrumbre
me ocultó que mi ciudad y la tuya eran bellas;
y ya siempre, en el espacio sin límite de los avenires,
mi ciudad, tan nuestra, bellísima,
como toda tu tierra lejana, tan cerca de mí,
queda sin la futura presencia de tu imperceptible avanzada.
Desde la señorita del Mediterráneo… ¡hasta siempre!
a su gran odalisca y sultana:
de ti, a mi madre, de mí, a la tuya,
de ti, a Barcelona,
de tu ya Barcelona, a mi ya Andalucía.
Jesús Ramon Talavera
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